Luz, materia, luz es un paseo por distintos momentos que se quedan en la retina. La memoria hace que las imágenes extraídas de contexto se unan como herramientas de información que articulan una nueva lectura de la realidad, no solo en base al recuerdo sino también a las improntas que permanecen de otras maneras.
Imágenes arquetípicas, universales que permanecen en el fondo del ojo como estructuras inconexas que facilitan la lectura de una realidad paralela e imperecedera a la que el arte accede.
El proceso de dibujar, los hallazgos que surgen durante éste. Sus tiempos. La mirada se asimila lentamente al resto del cuerpo, la mano transcribe lo que el ojo descubre y la mente, sin pensar en nada, accede a información de la que antes no era consciente.
En todo ese proceso en el que se unen tiempos, hábitos, mirada, cuerpo y mano, las emociones brotan sin que pueda suceder de otro modo y se materializa la intensidad desde lo simultáneo. Pensamiento, imagen, luz.
Es la primera vez que podemos asistir a una exposición exclusivamente de dibujo de Alicia Jiménez. Esta muestra saca a la luz una cuidadosa selección de los dibujos que la artista lleva realizando sobre distintos soportes en su práctica cotidiana desde hace más de 20 años.
Luz, materia, luz
Vacío mítico.
Inexplicable como la propia conciencia.
Austero cual experiencia implícita.
En la curva donde el mal diverge. Donde el bien se elige. Donde se unen sin carga moral. Pura electricidad.
Siglos de invisibles y visibles sostienen la vida. El tiempo se pierde y se va con ellos.
Saturno se traga a sí mismo y florece.
Entre la experiencia de ser y la de estar, entre la virtud de darse a luz repetidas veces y la de apagársela. Y, entre tanto, el ciclo vivo.
El lugar intermedio se acentúa como una X. El centro de la cruz no se sufre, está lleno de posibles vitales, de posibles visibles. Una invitación a seguir viviendo.
A los sin rostro, sin memoria, con su forma.
Materia hecha materia. Luz hecha luz.
Alicia Jiménez Sánchez. 2024
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