El paisaje es uno de los grandes temas en la Historia del Arte. Pocos son los artistas que desde una u otra aproximación, no se resistan a tratar de capturar su belleza e inmensidad.
Hace años Isabel Gil viene trabajando el tema de las casas abandonadas e invadidas, rodeadas, habitadas o incluso destruidas a causa de la vegetación. Esas ruinas que hablan de la presencia humana, que en un momento puede llegar a controlar el entorno en el que se construyen, pero que en cuestión de muy pocos años, muestran su fragilidad, lo mismo que nuestros cuerpos y nuestras vidas.
Esta visión del paisaje se hace desde el asombro quieto, el momento de calma en el que uno se para a contemplar y ser consciente de que somos parte de el. En este sentir, estos trabajos se clasifican en tres bloques:
-Flores: la belleza y la perfección en la mínima expresión. Unas veces pintados sobre lienzo, otras sobre telas confeccionadas a mano, porque estas pinturas enlazan con otra línea de investigación llamada “Hilván”*
-Paisajes en lienzo: donde el referente puede ser una foto o un apunte del natural, aunque luego la pintura evoluciona a lo que el lienzo sugiere, y cualquier parecido con la realidad será pura coincidencia.
-Apuntes pintados del natural sobre cartón.